El sector porcino español facturó, en 2016, más de 13 mil millones de euros.
INTERPORC representa a uno de los principales motores de la economía española, como lo refrendan las últimas cifras aportadas por la interprofesional, referidas a 2016. El porcino de capa blanca es hoy el sector de producción cárnica más importante de España no sólo desde el punto de vista del sector primario -representa el 14% de la producción final agraria y el 37% de la producción final ganadera- también para la economía española en general.
Pocas actividades en España pueden competir en magnitud con el sector porcino. Con una facturación superior a los 13.000 millones de euros anuales y una producción superior a los 4 millones de toneladas, lo que supone el 63,2 por ciento de la producción total de carne de nuestro país, que se sitúa en algo más de 6,4 millones de toneladas.
España es ya el primer productor de porcino en el seno de la Unión Europea (UE), con un 17,5% de las toneladas producidas, habiendo superado a Alemania, y el tercero a nivel mundial después de China, y EEUU.
En lo que respecta a la rama industrial, España computa más de 4.600 establecimientos de industrialización y transformación de productos cárnicos en los que además de carne fresca se han producido 1,23 millones de toneladas elaborados cárnicos en 2016.
En lo que se refiere a la producción por comunidades autónomas seis de ellas suman el 90% de la producción de carne de cerdo del país. Cataluña es la mayor productora con 1,68 millones de toneladas y le siguen en importancia Castilla y León con 566.817 toneladas, Aragón (463.097 tn), Castilla-La Mancha (342.590 tn), Andalucía (309.131 tn) y Murcia (293.354 tn).
El sector español ha realizado en los últimos años un enorme esfuerzo para implantar el nuevo modelo de producción europeo, el más sostenible y exigente del mundo en cuanto a estándares de calidad, seguridad alimentaria y bienestar animal. Este modelo se basa en el cuidado de aspectos como el bienestar animal, la sanidad animal, la alimentación animal y la prevención y control integrados de la contaminación. Todo ello sumado a un exigente sistema de trazabilidad que permite seguir todo el proceso de un producto desde la granja a la mesa.
Los ganaderos de porcino han realizado cuantiosas inversiones para adecuar las granjas a esta normativa, cuyas exigencias se han extendido al resto de la cadena, desde el transporte y el sacrificio hasta la industria y la comercialización. Este esfuerzo tiene su recompensa, ya que garantiza que los productos españoles que llegan a cualquier mesa del mundo son seguros y de calidad, además de que se han producido respetando el medio ambiente y el bienestar de los animales.
Fuente: AGRODIGITAL